martes, 5 de mayo de 2015

El Zen: "la vida no es fácil"

El Zen nos recuerda que la vida no es fácil, que hay que vivirla y buscar tiempo para la Paz mental y corporal: La concentración y la unidad. No sentirse uno mas que los otros, ser igual y uno más. Nos ofrece la posibilidad de pensar con el cuerpo y dejar descansar a la mente. Bajar de la mente miedosa a la seguridad del cuerpo, a situar nuestro centro de actuación desde el Hara. Dejar atrás el pasado como las nubes, a los pensamientos, arrastrados por el viento de la conciencia. Volcarse en el presente, vivir el ahora, que es lo único real y existente. Evitar el futuro que es incierto y no existe mas como el resultado de nuestras acciones presentes.

No rechazar los pensamientos, verlos como algo normal y aceptarlos sin apegarse a ellos. Entre pensamiento y pensamiento está el No-pensamiento, que también es constructivo, es el silencio de la mente de donde nos llega la creatividad.

En la práctica del Zen, nos encontramos con un ritual, de transmisión de enseñanza. La postura de loto con tres puntos de apoyo sobre el Zafú (cojín de meditación) que ayuda a bascular la pelvis y la lleva hacia delante. La cabeza erguida y colocada sobre los hombros. Los hombros relajados y en su ubicación natural.

La realización de Gassho, saludo de unidad y respeto hacia el lugar, el coordinador y los compañeros de práctica, puesto que todos tenemos un cuerpo, con los mismos condicionantes físicos. Este respeto de ocupar el mínimo espacio y no molestar, ni herir a los demás. El trabajo en grupo, con horarios en el Dojo, nos llevar a tener mas energía, facilitar la repetición, e ir mas allá de uno mismo y salir de la comodidad y la vida fácil. El trabajo intenso y la convivencia en los Retiros de meditación.

En la postura ZaZen, el cuerpo-mente se encuentra a sí mismo, se experimenta y se retorna a la unidad propia, llevando la atención al interior estando presente  en todo lo que nos rodea. El cuerpo se recoloca, se reconducen las tensiones y la sabiduría corporal, la vida, hace el resto, se abre paso, se alivia y disminuye el estrés.

El Zen es una forma de vida, de llevar lo espiritual a lo cotidiano, a lo ordinario, al día a día, a todas nuestras tareas, en el trabajo, en la calle, en casa, comprando, preparando la comida, en los momentos que comemos, que descansamos; es una forma de respeto, de orden, de etiqueta, de dignidad, ritualizando y sacralizando nuestra vida, de respetar los tiempos, los procesos, nuestra vida y la de los demás que nos rodean, recuperando la divinidad personal.

En el Zen, lo importante es la experiencia, sin intelectualizar, abrazando las contradicciones nuestras y las de los demás, Dejando a un lado el “especialismo”, lo que nos diferencia, aceptando las situaciones, las cosas y las personas como son y evitando nuestras construcciones mentales y las expectativas orígenes de frustraciones y decepciones. Abarca la alimentación, recordando que somos omnívoros, que desarrollamos intolerancias y alergias alimentarias, al igual que tenemos intolerancias mentales.

Un abrazo y probar a practicar ZEN.

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