En los límites con Ávila, Castilla León, una población privilegiada por su situación, junto a la peña del Águila, mirador sobre las planicies de Ávila y hacia Madrid, teniendo esto en cuenta en nuestra última guerra civil, está llena de trincheras, puntos de observación y vigilancia valorada por su posición.
Hoy vive de la ganadería, el turismo y el recuerdo. Visitamos la población de la Lastra, abandonada, tanto sus edificios como sus calles, caminos y lindes que se desentierran las piedras, se siembran las lineales de espinosas y se llenan de leyendas los panfletos para hacer atractivo el abandono, lo campestre y el olor a purinas ganaderas.
Junto al ayuntamiento se ofrece información de veredas y senderos, lo que dejan sin vallar los ganaderos o la tierra de nadie. Un pequeño rio Aceñas, entre lodos tiene clavadas señales de vedado de pesca ¿Será para atraer a curiosos y pacientes pescadores?
Un pequeño merendero hace de parquing para los Chorros del hornillo, lo mas limpio y cristalino del lugar. Diez metros de caída de agua amansada y domada por el embalse de la Aceña creado por peones camineros en aras del abastecimiento y desarrollo. Próximo existe un molino marcado en los mapas Molino de la Aceña, no pudimos acceder por una valla que bloqueaba nuestro camino.
Desde Santa María, lo útil es pasto y lo inaccesible pino de reforestación.
Un lugar para dar un pequeño paseo de un par de horas, tantas como las que se tarda en ir y volver, así cómo olvidar que existe. Juegan los geógrafos y mecanicistas con la toponimia y a varios kilómetros del ayuntamiento está la estación de ferrocarril que lleva el mismo nombre. Dos bares y olor a España profunda hacen lugar de descanso y gracias al 3G un lugar de olvido.
La traza de la ruta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario