jueves, 16 de octubre de 2014

Escapada a la Rioja – Arnedillo - Zarzosa

 Fotos Escapada a la Rioja
Antes que llegue el invierno y haga dormir la naturaleza, salir de la ciudad hace sentir que tenemos vida.

Hemos visitado la zona de la Rioja, con hayedos, termas y huellas del pasado anterior a la humanidad, los dinosaurios. Todo el verde que se esconde en la árida zona, de repente se tiñe de ocre y amarillo con las primeras llegadas del frío. Los álamos de ribera, arropados en las arrugas del terreno, se resguardan del gélido viento, conservando la vida momento a momento, incluso cuando se descarnan sus ramas antes la llegada del invierno, protegidas por el curso del arroyo Manzanares y el Cidacos. Estamos camino de Arnedillo, su descanso y sus termas naturales al aire libre.

Serpentea la carretera y adormece al pasajero. Allá donde el abandono se ha instalado, llega nuestra soberana algarabía. El grupo de almas errantes, coloniza el pueblo de Zarzosa, visitando el hayedo de Santiago en busca de sentido; Unas solas, otras en pareja, aquellas en sinfonía, se esconden, juguetean con las hayas.

Las primeras callampas emergen en el paisaje, cuales casas de gnomos, abriendo su tesoro al paso. Allí antes estuvimos, ahora rodeados, en una nueva oportunidad a perder la indiferencia o la violencia, a importarnos como iguales. Se acerca la noche, sin dejarse vencer al sueño, queremos detener el tiempo recuperando nuestra juventud, tener una segunda oportunidad, sentirnos vivos; queremos respirar conscientes antes de ignorantes a la deriva.


Salir del aislamiento, bajar de nuevo las defensas, sentirse vulnerable y accesible como forma de sentirse vivo; dejar que la naturaleza obre y quitarnos pretensiones, ilusiones y cuentos. Quitarnos el deseo y los sueños de marketing que nos alejan de la realidad. Algunos encontraron el sentido de sus vidas, han contribuido a la vida y a la sociedad, y ahora se reconocen equivocados, siguiendo vivos, algo adormecidos con la renuncia en las venas evitando la desilusión.

La huella es de barro y solo la piedra sella su presencia. Por muy grande que seamos, el movimiento nos elimina. Así lo demuestra cerca de Enciso, las estelas de los dinosaurios, sus icnitas.

¿Qué somos comparados con el cosmos, los planetas y las estrellas?

Mientras en nuestro caparazón reinamos por un instante.

Todo lo que tiene importancia se desvanece ante la idea de reunión y estar juntos. Reunidos una vez mas siendo lo que somos UNIDAD en el gozo, y no cientos de miles de anónimos desesperados.

La traza de la Ruta.

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