miércoles, 1 de enero de 2014

Explorando la Senda Montañosa 2013 08 24

En verano cuando el calor aprieta, cuando secan las fuentes y el viento no vuela, es el momento de buscar la sombra, remanso, arroyo y sueño, que formen brisa y nos hagan consumir el tiempo.

La barranca un valle horadado por un arroyuelo que alimenta el embalse del ejército y Navacerrada, el lugar adecuado para perderse del calor y el ruido. Abunda la sombra, el silencio y la ribera. Sendas de ganado que el hombre ha recuperado para explorar el lugar. Tener fe o guía, nos servirán  y encontraremos la senda que os conduce, escondida hacia la cumbre de la Maliciosa. 

¿Quién la habrá marcado en blanco y verde?

Rezando, buscando, deseando encontrar la siguiente marca que reverdecerá el rastro. Ahora sombra, allí solana, mas allá sequía a; como respiro en la quebrada, un promontorio, montura de la montaña, invita a respirar a enjugar la garganta. Y la brisa, cuando sopla ahoga, con su lengua de fuego, con su tórrida mirada, me dobla la espalda, me humilla, me arrodilla.

Cuentas de rosario, las marcas a mi paso, ascienden por la dorsal hasta la cresta, hasta el collado en la piedra forjada. Hacia la derecha la maliciosa, alta, orgullosa, ambiciosa; hacia la izquierda el valle, frente a mi “bola del mundo”. Pausa, medito, no hay camino, hay que crearlo. Mapa, brújula y cansancio en ristre, hacia otra senda me lanzo atrevido, aventurado, venciendo al miedo de estar perdido, sabiendo de antemano que en el siguiente valle, oculto en algún lugar, me aguarda otra vereda.

Voces a lo lejos, marcan como campanillas, me llaman sus palabras, como báculo de ciego golpetean sobre el suelo. Sobre inciertos pasos en la maleza, de hojarasca y ramas sueltas, se esconden trampas, aguardan fosas, madrigueras, encierran tuercebotas, esguinces, caídas, algo mas grave si me atrapan. Solo me protegen mi miedo y mi soledad. 

¿Quién se ocupará de mí si sucumbo a la tentación de dejarme atrapar?

Pasan cerca de mi dos centellas,  luz de la esperanza. Angustioso me lanzo a su persecución, juguetean entre ellas y me dicen: “Ahora estás solo mañana seremos tus compañeras”.

A lo lejos oigo la fuente, gota a gota martillean suavemente contra la piedra, la nombran. “Fuente de la campanilla”. Ha llegado otro viajero, ¡acogerlo a vuestro lado!, repiten una y otra vez. Nos miramos, buscamos nuestro afín, y puede que hoy no esté. Lo que me impulsa pendiente abajo.

Agotado me siento a recobrar fuerzas y llenarme de energía emocional que me da la tierra. El sueño me vence. Allí en otro tiempo caminaba como mi musa, que aún no me perdona. Del cielo baja el consuelo y en forma de sueño pierdo la conciencia.

Ya solo me queda lanzarme por la pista como un  navegante, rodeado de familiares y desconocidos. Adivino el final del camino, mi punto de inicio. La muerte, y otro nacimiento, el mío y pronto el de mis hijos.
Traza de la Ruta

Ruta la Barranca – Collado la Maliciosa – Fuente de la Campanilla – La  Barranca.

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