La subida la realizamos desde la presa del Romeral, ahora abandonado, que bordea el GR-10. Este sendero sirve de guía para llegar a lo mas alto de la zona un promontorio de vistas supremas, hacia Madrid, con el Monasterio ofrendado al Santo Mártir del 10 de Agosto que nombra la localidad, al pie, como Sello.
El camino es suave, sombreado, abierto y transitado al comienzo del verano. Animado por otros caminantes y perfumada por pinos resineros, matojos, cantuesos, torviscos, jaras y mimosas. Asfaltado de granito, rodeado de manto esmeralda, traído por la primavera. Moteado de fuentes, se halla el entorno, ¿Cómo un sitio tan elevado y pedregoso mana tanta agua?
El peregrino reza cada paso en cada revuelta. Terminada la penitencia, encumbras en el horizonte, lugar purificado y bautizado por el viento y el sol. Desde este lugar se lanzan en parapente, cuando son adecuadas las componentes.
A comienzo del verano, te habrás de postrar, encontrando algún lugar donde reflexionar la jornada, vamos, la siesta.
La bajada se puede hacer por el mismo lugar, o también cambiando de vertiente del arroyo del Romeral, que los expertos conocen las sendas, que el ganado ha gastado y desdibujado del suelo. Quedan rodaduras de ciclistas; ¿Cómo lo harán, Si a duras penas me sujetan los pies a frenar la caída?
Podrás volver una y otra vez, cada ocasión el paisaje se adorna diferente y una vez al año, antes de la noche de San Juan, merece la pena venir, hacer penitencia y reconocer las miserias.
Te dejo la ruta, para que pruebes una y otra vez, hasta que la encuentres sin ayuda.
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