lunes, 6 de mayo de 2013

P. N. Sudoeste Alentejano y Costa Vicentina. Portugal 1 al 5 Mayo 2013


Fotografías - PN. Sudoeste Alentejano y Costa Vicentina.




Los viajes son únicos en sí mismos, aunque hayas ido a ese lugar en otra ocasión, el tiempo cambia, los paisajes cambian y que decir aún más las personas. Embotellado por las circunstancias, con ánimo y soledad, se puede recorrer el camino. Subes al autobús y te enlatan durante 7 horas hasta llegar a la primera parada. Bajamos como polillas saliendo de la caja, pasando de la oscuridad a la luz brillante y volando en dirección al sol, Inconscientes del recorrido. Una de las polillas, la más aventurera se lanza como guía y todos los demás a su caza, siguiendo su rastro.

Los urbanitas, habitantes de las ciudades, encuentran desagradable el olor a ganadería. A veces, el verdor no es sinónimo de aroma, ni el campo sinónimo de belleza. Es el conjunto, la disposición armónica de los elementos, los colores, las texturas las que agradan a la vista acostumbrada a metal y  asfalto.

La primera parada en Serra de Grândola, cerca de la ciudad homónima, que facilita un paseo entre explotaciones ganaderas. Florecen las mimosas entre alcornocales y frutales, a poco calor que rezume, servidas de humedad atlántica.
En este enlace podéis ver la traza del paseo


En nuestro segundo día de viaje, nos desplazamos hacia el Sur entrando de lleno en el Parque Natural Alentejano, que nomina la excursión, en dirección hacia el Algarve, cerca de la localidad de Aljezur. Podríamos haber visitado la Praia da Arrifana, zona abierta y para surferos, mas nos dirigimos al norte para explorar los acantilados limítrofes a través de la Ruta Vicentina. En la Ponta da Atalaia se localiza un “Ribat”, La Rábida, o convento fortaleza árabe habitada por monjes guerreros, los morabitos. El destino de la excursión es la playa de Monte Clérigo, lugar para el descanso y el baño donde se pierde la vista y se desgrana el grupo.
Así transcurren los días y como en un velero perdemos la noción del tiempo, los paisajes se suceden de corte similar y ahora nos dirigimos hacia los Acantilados de Cabo Sardao.

El tiempo acompaña, el Sol ha perdido su timidez brotando con fuerza. Afloran los tonos anaranjados de las dunas petrificadas. Seguimos las marcas verdes y turquesa de la Senda Vicentina, a lo largo de la costa. Nos orientamos al Sur en dirección al Farol de Cabo Sardao. Paseamos, subimos y bajamos, nos escondemos del Astro Rey como podemos y así como pasa el tiempo el nuestro nos lleva hasta la localidad de Zambujeira do Mar  donde se encuentra oculto un pequeño puerto fiscal, único remanso para embarcaciones pesqueras.
Día tras día, el autobús nos desplaza desde Sines, donde nos alojamos hacia el Sur, hora va, hora viene. Ahora toca ir Desde Porto Covo, por la costa hacia el fuerte do Pessegueiro del s. XVII. Pasamos frente a la la isla que nombra el fuerte. Un lugar idílico para el baño es la Playa de Malhão. Las fotos hablan por si mismas. La traza de la Ruta
El último paseo lo damos cerca de Vila Nova de Milfontes donde se localizan los  acantilados de de Almograve, labrados escultóricos de la poderosa naturaleza, forman promontorios donde divisar el Atlántico. Playa tras playa y entre ellas la “Praia das Furnas”.

Nota: A veces hay que hacer concesiones a la logística, pues caminamos desde poblaciones donde nos deja el autobús, hasta carreteras donde nos recoge. Por ello la mayoría de las Rutas son travesías.

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